Estamos por terminar un año en el cual no hemos tenido el mejor de los momentos; Si bien en mi familia gozamos de unidad, salud, bienestar y armonía, ha sido un año retador y lleno de inquietudes, ausencias, y uno que otro ahogo: Ya imaginarán entonces que la idea de reiniciar en el año nuevo me empieza a dar “gran alivio”…sentir y tener la esperanza que algunas cosas llegan a su fin y que todo marchará mejor.
Estoy convencida que como en cualquier proceso o proyecto, todo momento en la vida está diseñado para tener un principio y un final; a veces nos cuesta y duele seguir adelante debido a nuestra incapacidad de dejar de lado las cosas que creíamos nos hacían felices o por aferrarnos a viejos hábitos. Muchas situaciones en la vida terminan de manera natural, pero otras hay que cerrarlas porque perdieron “vitalidad” y ya no se ajustan a nuestro plan de vida y es entonces que lo más sano es avanzar y evitar quedarnos atascados en sentimientos de agobio, angustia y frustración.
Desprenderse y cerrar ciclos no siempre es lo más fácil, de hecho creo que aún me encuentro en una etapa de evaluación, análisis de aprendizaje de muchas situaciones y decisiones tomadas y que me han traído hasta aquí. Lo que sí sé es que estoy lista, para tomar acción y dar la bienvenida a un nuevo año, a una nueva “normalidad” con objetivos y metas replanteadas, porque estoy convencida de que de eso se tratan los comienzos… de magia, posibilidades y muchísima fe.

Cada cual se marca sus ciclos como quiere, porque si te pones a pensar que si fin de año, el cumpleaños, cursos escolares…Todos son momentos para partir de cero y cumplir los retos, bss!
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