#MaternidadHonesta. Escribo lo que necesito oir para normalizar el lado vulnerable, caótico y real de la maternidad para que sepas que no estás sola. Me río de lo cotidiano, abrazo mi imperfección.
Les voy a contar algo, cuando trabajaba en oficina me gustaba usar trajes sastres, vestidos, accesorios y no salía de casa sin un buen tacón y maquillaje y cuando empecé a pasar mucho tiempo en casa, me fui acostumbrando a no arreglarme como lo hacía antes y fue más tentador pasar los días en chanclas, camisetas y leggins deportivos.
Alto, ¿qué paso?, yo no soy así…Si bien yo soy más que un vestido, un tacón o un labial, admito públicamente en que la forma en la que me veo muchas veces afecta como me siento y que tan productiva puedo andar. Me he dado cuenta de eso y adapté mi rutina a la nueva realidad en casa. Hay días en que me siento que arrastro el trapo, triste y desganada…así que me pongo muy “curra “, me visto con ropa de salir aunque sea para llevar las clases en línea, me plancho el cabello y me maquillo, reviso mi agenda y le doy a mis pendientes y hay otros días en que me quedó todo el día en ropa deportiva y calcetas…pero me cargo una pila y motivación tremenda. (Así es esto del equilibrio)
No todo es lo que nos ponemos, lo que gastamos o la marca de nuestra ropa, sino nuestra actitud frente a la vida, pero no debemos descuidarnos, dejarnos o abandonarnos, ni por ser un mal día y menos por caer en una rutina de hijos y trabajo en casa.
Deja una respuesta