La maternidad puede ser maravillosa y gratificante, pero también cansada y estresante; Ya sea porque sentimos que el tiempo ya no nos alcanza, porque tenemos agobios económicos o porque nuestras emociones e instinto de protección están a flor de piel.
El punto es que no es tarea fácil ser madre y es importante recordar que también debemos priorizar nuestro propio bienestar físico y emocional a través de prácticas de autocuidado.
El autocuidado se presenta de diferentes maneras: Desde hacerte las uñas, tomar un baño sin prisas, beber tu copita de vino o hacer alguna actividad que realmente disfrutes realizar. Para mí, el autocuidado se manifiesta al dedicar un poco de tiempo en perderme entre mis libros.
Desde pequeña noté que leer podía calmarme, y es fecha que la lectura me transporta a otro mundo, a un escape temporal al caos y estrés diario. Al abrir un libro y sumergirme en sus letras y atmósfera, mi mente comienza a enfocarse en lo que estoy leyendo y después de ese tiempo, mi cabeza (y corazón) se sienten más frescos y listos para volver al mundo real.
¿Cómo practicas el autocuidado? ¿También disfrutas la terapia de libros en un día estresante?
Te leo,
María Moctezuma #UnaMamáQueLee
Deja una respuesta